El limosnero del Papa se encuentra en Apulia, donde se ha inaugurado un centro de acogida para mujeres víctimas de la trata y la violencia en la «Casa de la Caridad San José» de Melissano, en la provincia de Lecce.
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
La caridad tiene siempre pasos de viento, nunca está quieta». La imagen utilizada por Don Oronzo Stefanelli, párroco de la Iglesia de la Bienaventurada Virgen María del Rosario de Melissano, en la provincia italiana de Lecce, explica bien el motivo de la decisión de ofrecer a las mujeres víctimas de la trata y la violencia un lugar donde encontrar un hogar. Tras la renovación de un edificio en desuso de la parroquia y la apertura, el 6 de mayo de 2023, de la «Casa de Caridad San José», la comunidad decidió hacer más y, para ello, habilitó cuatro habitaciones con baño en el primer piso. Una obra posible gracias a los fondos diocesanos, a 8permille y a las aportaciones de muchos benefactores melissanesi. «Es una gota en el mar -subraya el padre Stefanelli- que esperamos contribuya a disminuir los peligros a los que pueden estar sometidas algunas mujeres solas: la explotación, la exclusión social y la consiguiente desviación».
La inauguración tuvo lugar el miércoles 29 de enero, e incluyó una misa celebrada por el cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa, junto con el obispo de Nardò-Gallipoli, monseñor Fernando Filograna, en la parroquia Beata Virgen María del Rosario de Melissano. A continuación se bendijo la estructura, en Via Leonardo da Vinci nº 21, que será confiada a los operadores de Cáritas parroquial. Además de ser un dormitorio, la Casa de la Caridad San José pretende prestar atención a la formación de los menores que se alojarán en la estructura para evitar la dispersión escolar y, gracias al apoyo de voluntarios, un mejor acceso a los recursos culturales de la zona. El compromiso de la diócesis mira también más allá, hacia una red de asociaciones locales comprometidas en la promoción social, laboral y cultural.
El P. Oronzo cuenta que este impulso de buscar un espacio visible en el que encarnar, vivir y testimoniar la caridad evangélica nació después de la pandemia y mirando a la zona del bajo Salento, donde no sólo la población local llama a las puertas de la Iglesia, sino también muchos ciudadanos extracomunitarios que han huido de las guerras y la violencia. En estas tierras, el Covid ha contribuido a aumentar el desempleo, el trabajo en negro, la delincuencia común y, a menudo, el crimen organizado ha encontrado un terreno fértil. De ahí el compromiso de crear la Casa de la Caridad San José, con la inminente apertura del dormitorio femenino. La obra forma parte de la red de servicios de Cáritas diocesana, que ya gestiona los emporios de solidaridad de Copertino y Casarano, los comedores de Gallipoli, Nardò y Casarano, el dormitorio masculino de Gallipoli y el centro socioeducativo de Boncore. «Todo es fruto de un amor gratuito -explica el párroco Stefanelli- típico del estilo evangélico, que mira a los pobres no como un problema, sino como un recurso que hay que valorizar».
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