Siete días con el Papa Francisco

Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

En el resumen de actividades del Papa Francisco, el viernes pasado se encontró con los voluntarios y sin techo del grupo Begegnung im Zentrum de Viena, un grupo de personas de varias nacionalidades y diferentes confesiones religiosas que se unen para ayudarse mutuamente y compartir “lo que cada uno puede ofrecer”. Recordó que la ayuda es también “una simple sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito”. Todos somos hermanos, hijos de un solo Padre, dijo, y esto nos une a todos.

También el sábado recibió a los miembros del Simposio Mundial Uniservitate y los invitó a promover una educación con base en el contacto con la realidad. Además los advirtió sobre el riesgo que implica la globalización en el ámbito educativo actual, dado que, se aleja del estilo de enseñanza y pedagogía de Jesús, que “pretende que el oyente no se quede sólo como receptor del mensaje, sino que se implique en primera persona”.

En la audiencia con los miembros del Foyer Notre-Dame des Sans-Abri y de la Asociación Amis de Gabriel Rosset, el pontífice subrayó la importancia de acompañar a los más pobres entre los pobres, dando un rostro concreto del Evangelio del amor. Con el ejemplo de María el Papa invitó a ser artesanos de la misericordia, permitiendo a los descartados reencontrar dignidad y esperanza.