Educar adolescentes en la fe católica hoy en día es un desafío que requiere paciencia, comprensión y apertura. En un mundo cada vez más secularizado, es importante encontrar formas creativas de involucrar a los jóvenes en su desarrollo espiritual.
Educar en la esperanza y la resiliencia implica cultivar la fortaleza interior para enfrentar los desafíos de la vida con optimismo y determinación. A través de una crianza que fomente la resiliencia, los niños aprenden a superar obstáculos y a mantener la esperanza en un futuro mejor.