Los sacramentos son como los faros que guían nuestro barco hacia la salvación. A través de ellos, recibimos la gracia divina que nos fortalece en nuestro camino espiritual. Cada sacramento es un regalo preciado que nos acerca más a Dios.
La confesión es una parte fundamental en el camino de la fe, permitiendo liberar el alma de cargas y pecados. Es un acto de humildad y arrepentimiento que fortalece la relación con Dios y nos acerca a la redención.