La Iglesia ha desempeñado un papel crucial en la lucha contra el tráfico de personas. A través de acciones humanitarias, concienciación y apoyo a las víctimas, ha contribuido significativamente a combatir esta terrible realidad que afecta a tantas personas en todo el mundo.
La Iglesia ha jugado un papel crucial en la educación para el desarrollo integral, promoviendo valores como la solidaridad y la justicia social. Su contribución ha sido vital para formar individuos comprometidos con la construcción de un mundo más justo y equitativo.
La Iglesia ha desempeñado un papel importante en la promoción de los derechos de la mujer a lo largo de la historia. A través de su labor social y educativa, ha contribuido a empoderar a las mujeres y combatir la discriminación de género en la sociedad.