San Ireneo, reconocido por ser el defensor de la fe y el primer gran teólogo cristiano, dejó un legado invaluable para la Iglesia. Su pensamiento ha perdurado a lo largo de los siglos, siendo una fuente de inspiración y sabiduría para los fieles.
San Policarpo, discípulo de San Juan, fue un mártir cristiano del siglo II. Su valentía y fidelidad a su fe lo convirtieron en un ejemplo a seguir para muchos. Su historia es un testimonio de amor y sacrificio por la fe cristiana.