La perspectiva católica sobre la economía y el desarrollo sostenible destaca la importancia de una administración responsable de los recursos para asegurar la prosperidad de futuras generaciones.
El cuidado del medio ambiente es una responsabilidad cristiana que nos llama a amar y proteger la creación de Dios. Cuidar la naturaleza es preservar la obra maestra divina para las generaciones futuras. ¡Actuemos con responsabilidad y respeto hacia nuestro planeta!