Educar en la cultura de la vida es fomentar el respeto por la dignidad humana desde el vientre materno hasta la vejez. Es sembrar semillas de amor, compasión y solidaridad en las nuevas generaciones.
Los jóvenes tienen un papel clave en la promoción de la cultura de la vida, a través de su compromiso con valores como la solidaridad y el respeto hacia todas las formas de vida. Su energía y entusiasmo pueden marcar la diferencia en la construcción de una sociedad más justa y humana. ¡Descubre cómo puedes ser parte del cambio!