La Iglesia ha desempeñado un papel vital en la preservación del patrimonio cultural a lo largo de los siglos. Sus edificaciones, obras de arte y tradiciones religiosas han contribuido en gran medida a la conservación de la historia y la identidad cultural de las comunidades.
La migración ha transformado la comunidad católica, enriqueciéndola con nuevas perspectivas y experiencias. A través de la fe, los migrantes encuentran consuelo y solidaridad en su nueva tierra.