La Iglesia defiende con firmeza el derecho a nacer, considerando que toda vida es valiosa y sagrada. Su postura se basa en la creencia de que cada persona merece ser protegida, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.
La Iglesia desempeña un papel fundamental en la defensa de la vida, promoviendo la dignidad de cada ser humano desde su concepción hasta su muerte natural. A través de su enseñanza moral y su labor caritativa, busca proteger y cuidar la vida en todas sus etapas.
La Iglesia desempeña un papel fundamental en la defensa de la vida desde la concepción, promoviendo valores como el respeto, la dignidad y el amor por la vida. Su labor busca proteger el derecho fundamental de todo ser humano a vivir desde el momento de su concepción.