San Egidio era un ermitaño del siglo VI cuya vida de oración y penitencia dio origen a un movimiento monástico que perdura hasta nuestros días. Su legado es recordado por miles de fieles que buscan seguir su ejemplo de humildad y devoción.
San Francisco de Paula, el ermitaño milagrero, es una figura venerada por su vida austera y sus dones de sanación. Su legado perdura en la devoción de aquellos que buscan su intercesión para milagros y protección.