Una de las etapas más importantes en la vida de un católico es la Confirmación. Este sacramento representa un momento de fortalecimiento en la fe y de compromiso con la Iglesia. A través de la Confirmación, los creyentes son sellados con el Espíritu Santo y reciben el don de la gracia divina, preparándolos para enfrentar los desafíos de la vida con fortaleza y convicción.