La Iglesia desempeña un papel fundamental en la lucha contra la pobreza global, promoviendo la solidaridad y la justicia social a través de sus acciones caritativas y programas de desarrollo. Su compromiso con los más vulnerables es un faro de esperanza en un mundo plagado de desigualdad.
La Iglesia desempeña un papel crucial en la reconciliación y el perdón social al promover valores de amor, compasión y perdón. Su mensaje de perdón y redención ofrece esperanza y sanación a aquellos que buscan reconciliarse con los demás y consigo mismos.